María Zambrano Alarcón

07.05.2021

Colegios, bibliotecas, centros culturales e institutos llevan el nombre de María Zambrano, una de las pensadoras españolas más importantes del pasado siglo. Fue capaz de hacerse un hueco y ser referente en una época en la que la gran mayoría de los intelectuales eran hombres, que además estaban en contra de que las mujeres tuviesen voz propia y pudiesen cuestionar el status quo.


Érase una vez, una niña con una temprana mente filosófica nacida en Vélez Málaga, el 22 de abril de 1904. Cuestionando todo lo que sucedía a su alrededor, sus padres la recordaban por un carácter sobresaliente entre el resto de niños, seria y crítica ante la actitud de los demás. A los cuatro años se traslada desde Vélez (Málaga) a Madrid, y de allí a Segovia, donde transcurre su adolescencia. Desde 1924 y hasta 1927 cursa estudios de Filosofía en Madrid asistiendo a las clases de José Ortega y Gasset, de Manuel García Morente, Julián Besteiro y de Xavier Zubiri. Durante este periodo participa en movimientos estudiantiles y colabora con diversos periódicos.

Su primera obra, Nuevo del liberalismo (1930), es fruto de los acontecimientos políticos de aquellos años. Desde 1931 ejerce como profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica en la Universidad Central, y en 1932 colabora en publicaciones como la Revista de Occidente, Cruz y Raya y Hora de España. En estos años que preceden al exilio entabla amistad con los miembros de la Generación del 27: Luis Cernuda, Emilio Prados, Miguel Hernández y Jorge Guillén, entre otros. Viaja a La Habana y conoce allí a José Lezama Lima, además de pronunciar una conferencia sobre José Ortega y Gasset.

Al estallar la guerra regresa a España para colaborar con la República; reside en Valencia y Barcelona hasta 1939, año en que cruza la frontera francesa hacia el exilio. Tras pasar por ciudades como París, Nueva York o La Habana se instala en México, donde imparte clases de Filosofía en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo de Morelia. En México conoce a Octavio Paz y León Felipe. En este año comienza un periodo de intensa actividad literaria marcada por el exilio y publica Pensamiento y poesía en la vida española y Filosofía y poesía

Después de pasar por la Universidad de Puerto Rico viaja en 1946 a París, donde conoce a Albert Camus y a René Char. De 1948 a 1953 reside en La Habana y posteriormente en Roma, donde escribe algunas de sus obras más importantes, como El hombre y lo divino, Los sueños y el tiempo y Persona y democracia, entre otras. En Roma entabla relación con intelectuales italianos como Elena Croce y Victoria Guerrini y con otros españoles exiliados como Ramón Gaya, Rafael Alberti o Jorge Guillén. En 1964 abandona Roma para instalarse en Francia y en este periodo de retiro su propuesta filosófica adquiere un tono místico que se refleja en obras como Claros del bosque o De la Aurora.
Con el artículo Los sueños de María Zambrano de José Luis López Aranguren, publicado en 1966 en la Revista de Occidente, se inicia un lento reconocimiento en España de la importancia de su obra. Entre otras distinciones, en 1981 se le otorga el Premio Príncipe de Asturias y es nombrada doctora honoris causa por la Universidad de Málaga.

De regreso a España comienza una nueva etapa de actividad intelectual dedicándose a la reedición de obras ya publicadas y a la escritura de numerosos artículos. El reconocimento a su obra se ve culminado en 1988 al otorgarle el Ministerio de Cultura de España el Premio Miguel de Cervantes de Literatura.

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar