Fabia Hadrianilla

14.04.2021

Ser mujer en la Hispania romana nunca fue fácil. Oculta tras importantes senadores y obras cívicas, esta mujer se dedicó en cuerpo y alma a mejorar la vida de los niños y niñas con peores condiciones económicas. Hoy en día, solo se le recuerda con una pequeña placa en la que fue su ciudad natal, Hispalis (Sevilla).


Érase una vez, una mujer aristócrata bética llamada Fabia que vivía en Hispalis en el siglo II d.C. Hija del cónsul de la ciudad, Fabia se crió rodeada de lujos y dinero. Tras contraer matrimonio, y convertirse en madre de futuros senadores, Fabia seguía sintiéndose insatisfecha con su vida. Derechos básicos de hoy en día como la enseñanza, le fueron negados continuamente por ser mujer. Aún así, eso no fue suficiente para detener su sueño.

Aunque no pudo dedicarse al estudio de las matemáticas ni de la filosofía, su característica generosidad y afán de ayudar al prójimo hicieron que fundara una organización benéfica alimentaria con un legado de 50.000 sestercios (antigua moneda romana de plata). El propósito de este legado era el reparto de grandes cantidades de dinero a un centenar de niñas y niños huérfanos de condición humilde. De este modo, aunque Fabia nunca pudo conseguir cargos políticos tan importantes como los de sus parientes masculinos, sí pudo jugar un importante papel en la ayuda a los más necesitados, convirtiéndose en una de esas mujeres que merece la pena recordar.

Cabe destacar, que en el contexto histórico de entonces, estaba casi prohibido invertir fondos económicos (que además no le pertenecían completamente, ya que al contraer matrimonio pasaban a ser propiedad del marido) en causas benéficas sobre clases sociales inferiores. Aún así, esta ilustre mujer creía en el progreso e hizo todo lo que estaba en sus manos para mejorar esa situación de desequilibrio económico y social.

Lejos de la imagen estereotipada de la domesticidad y de las emperatrices sibilinas, mujeres como Fabia que habitaron los territorios hispanos durante el Imperio se presentaban como sujetos cuyo protagonismo había sido negado, silenciado o, simplemente, ignorado. Actualmente, la placa con la inscripción de su nombre se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, pero no se conoce qué más le pudo suceder desde la fundación de su organización benéfica.

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar