Carmen Conde Abellán

08.05.2021

Al leer su nombre no solemos asociarla a su inclusión de la Generación del 27, ni imaginamos que fue la primera mujer en ingresar en la Real Academia Española, y mucho menos que hubiese escrito 35 libros de poesía. De la talla de escritores como Juan Ramón Jiménez, Azorín, Gabriel Miró o Antonio Buero Vallejo, con los que guardaba amistad, su nombre es pocas veces recordado y plasmado en los libros de texto. 


Érase una vez, una niña llamada Carmen que nació en Cartagena en 1907. Desde pequeña, Carmen mostraba una personalidad encantadora, soñadora y con un característico pensamiento filosófico que cuestionaba todo lo que sucedía a su alrededor, hecho que la mayoría de niños de su edad no eran capaces de concebir. Con seis años, en 1913, se mudó junto a su familia a Marruecos, donde permanecerá hasta 1920. Los recuerdos de esta época están recogidos en el libro "Empezando la vida: memorias de una infancia en Marruecos".


En 1923, aprobó unas oposiciones para Auxiliar de la Sala de Delineación de la Sociedad Española de Construcción Naval y empezó a trabajar, iniciando su colaboración con la prensa local un año más tarde. A los 19 años, comenzó Magisterio en la Escuela normal de Maestras de Murcia. El 15 de abril de 1924, Conde publicó su primer trabajo en un diario de Cartagena. Siguió colaborando con otros periódicos y revistas, publicando en 1925 un entremés titulado A los acordes de la pavana, que había obtenido el primer premio en los Juegos Florales convocados por la Asamblea Local de la Cruz Roja de Albacete.


Desde 1928 hasta 1930, Carmen mantuvo una intensa correspondencia con la poeta Ernestina de Champourcín. A partir de ese año, las cartas se fueron distanciando aunque la mantuvieron hasta los años ochenta. Sin embargo, por avatares diversos, se conservan sobre todo las cartas de Ernestina a Carmen. En esta correspondencia, ambas reconocen la influencia en su poesía de Juan Ramón Jiménez, de Gabriel Miró y además de clásicos como Santa Teresa o Fray Luis de León. También Conde le pedirá información sobre el Lyceum y sus actividades. Terminaría conociendo personalmente a Champourcín durante su estancia en Madrid.

En 1927, conoció al poeta Antonio Oliver y formalizaron sus relaciones. Ella publicó en Ley: entregas de capricho, y en 1928 en Obra en marcha: diario poético, las minoritarias revistas de Juan Ramón Jiménez.

 

En 1929, publicó su primer libro de poemas, Brocal, un libro de poemas en prosa, con presencia de la naturaleza y cuyo tema es el amor, donde aparecen el enamoramiento y el noviazgo con Antonio Oliver. En sus poemas hay una continua relación entre el yo y el tú poético. Emerge el erotismo en versos plagados de metáforas, comparaciones, metonimias y sinécdoques, exclamaciones e interrogaciones retóricas. Son poemas influidos por las corrientes vanguardistas y por el propio Juan Ramón. Tal y como explica Neri Carmen Sánchez Gil en el Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia:

"Su prosa rítmica y brillante nos hace navegar por el horizonte identificándonos con el viento, o discurrir como el agua contemplando la ligereza de la tarde y a las muchachas que van camino de la fuente."


 Algunos de sus poemas habían sido publicados anteriormente por Juan Ramón Jiménez en las revistas y Ley. Carmen Conde será siempre una gran admiradora de este autor:

"Por él entré en el fabuloso reino de la poesía y no lo he olvidado"

Terminó sus estudios de Magisterio en la Escuela normal de Albacete en 1930. Un año más tarde, el 5 de diciembre de 1931, Antonio y Carmen se casaron para participar en la puesta en marcha de la primera Universidad Popular de Cartagena, con la finalidad de que la formación y la cultura llegara a todas las clases sociales. En 1931, se publicó su ensayo pedagógico  Por la escuela renovada.

En 1933, auxiliados por el Patronato de Misiones Pedagógicas, fundaron la revista Presencia, órgano de la Universidad Popular que contaba con biblioteca de adultos, biblioteca infantil, cine educativo y en donde se celebraban conferencias y exposiciones. Uno de los poetas invitados fue Miguel Hernández, que pasó a ser amigo íntimo del matrimonio. Otros poetas e intelectuales fueron a la Universidad Popular: Ramón Sijé, Margarita Nelken, María de Maeztu entre otros. En ese periodo, Conde trabajó también como maestra en la Escuela Nacional de Párvulos de El Retén.

La pareja también sufrió algún momento especialmente difícil, como cuando nació muerta su única hija, en 1933, Madrid. Este acontecimiento marcará  de forma inmediata su poesía. De esta forma publicó en 1934 "Júbilos", prologado por Gabriela Mistral e ilustrado por Norah Borges. Había sido escrito durante su embarazo, lo que explica su tono feliz. Trabajó como Inspectora-Celadora de Estudios del Orfanato de El Pardo, hasta que dimitió en 1935. En este año, la pareja colaboró con periódicos nacionales como El Sol, en el que se publicaron las Cartas a Katherine Mansfield y también con publicaciones seriadas hispanoamericanas.

En 1936, mientras estudiaba en la Universidad de Valencia, Conde conoció a Amanda Junquera, con la que mantuvo una relación amorosa en secreto, según ha afirmado, entre otros, José Luis Ferris, en la biografía "Carmen Conde: vida pasión y verso de una escritora olvidada". El investigador afirma que tanto la vida como la obra de la poeta «se van a ver definidas por esa batalla interior que Carmen hubo de librar hasta el final de sus días, una lucha íntima, secreta acaso, entre las sombras del pasado y el presente junto a Amanda Junquera». La pasión por Amanda Junquera le inspiró algunos de los libros más intensos, como Ansia de gracia y Mujer sin edén.

Al estallar la Guerra Civil, el marido de Carmen se unió al ejército republicano al frente de la Emisora Radio Frente Popular. Ella le siguió por varias ciudades de Andalucía, pero regresó a Cartagena para cuidar de su madre. El estallido de la guerra hizo que, en julio de 1936, renunciaran al proyecto de acudir a la invitación de Gabriela Mistral (entonces Cónsul de Chile en Lisboa), antes de viajar a Francia y Bélgica para estudiar las instituciones de cultura popular en aquellos países, para lo que Conde había obtenido una pensión. También en la Facultad de Letras de Valencia siguió cursos y aprobó oposiciones a Bibliotecas, aunque nunca llegó a ejercer. 

En marzo de 1937, Conde trabajó como maestra interina de la Escuela Nacional de niñas de Murcia e impartió clases a adultas analfabetas en la Casa de la Mujer de la Agrupación de Mujeres Antifascistas. La organización Mujeres Libres le publicó Enseñanza nueva en 1936, La composición literaria infantil, Poemas de guerra y Oíd la vida en 1937. También escribió varias obras en prosa poética no publicadas hasta años después.

Al acabar la guerra, su esposo vivió recluido en Murcia en casa de su hermana y Conde vivió escondida en el domicilio de los Junquera en Madrid durante un año, escribiendo el poema en prosa El arcángel, inédito hasta los años 60. En 1940, se instaló en El Escorial con Amanda Junquera, donde escribió gran parte de su obra.

La década de 1940 fue literariamente muy productiva y Conde utilizó el seudónimo de Magdalena Noguera con el que publicó obras de tono religiosos y como Florentina del Mar firmó cuentos y teatro para niños, ensayos y relatos. También realizó traducciones del francés y del italiano. En 1941, Conde y Junquera se instalaron en la calle de Wellingtonia de Madrid, en un inmueble propiedad de Vicente Aleixandre, que residía en la planta baja. El matrimonio se reunió en 1945, residiendo en la Pensión Valls de la madrileña calle Goya, junto con la madre de Conde, hasta que en 1949 pasaron a vivir en el que fue el domicilio familiar, en la calle de Ferraz. Desde 1944 hasta 1951, colaboró en Radio Nacional de España.

Fue juzgada por haberse decantado por la República, con fallo de sobreseimiento provisional en 1944 aunque con una nueva denuncia en 1949. A pesar de ello, desarrolló una intensa actividad. Se encargó de la asesoría literaria de la Editorial Alhambra, colaboró en la Sección Bibliográfica del CSIC y en la Sección de Publicaciones de la Universidad Central de Madrid. Estos años publicó algunas de sus obras poéticas más importantes: Ansia de la Gracia, Mujer sin Edén Mientras los hombres mueren (que expresa en palabras de la autora "el profundo desconsuelo que siente una mujer ante los inescrutables designios que permiten el horror donde vivía confiada la sonrisa").

Con el poemario Ansia de la gracia, Conde entró en el mundo editorial, ya que hasta entonces había hecho ediciones de pocos ejemplares. Es un poemario cuyo tema central es el erotismo y sus imágenes están en relación con la naturaleza. Destaca el poema Primer amor.

¡Qué sorpresa tu cuerpo, qué inefable vehemencia!

Ser todo esto tuyo, poder gozar de todo sin haberlo soñado, sin que nunca un ligero esperar prometiera la dicha. Esta dicha de fuego que vacía tu testa, que te empuja de espaldas, te derriba a un abismo que no tiene medida ni fondo. ¡Abismo y solo abismo de ti hasta la muerte! ¡Tus brazos! Son tus brazos los mismos de otros días, y tiemblan y se cierran en torno de su cuerpo. Tu pecho, el que suspira, ajeno, estremecido de cosas que tú ignoras, de mundos que lo mueven... ¡Oh pecho de tu cuerpo, tan firme y tan sensible que un vaho lo pone turbio y un beso lo traspasa! ¡Si nunca nadie dijo que así se amaba tanto! ¿Podías tú esperar que ardieran tus cabellos, que toda cuanta eres cayeras como lumbre en un grito sin cifra, desde una cordillera gritada por la aurora?

¿Ceniza tú algún día? ¿Ceniza esta locura que estrenas con la vida recién brotada al mundo? ¡Tú no te acabas nunca, tú no te apagas nunca! Aquí tenéis la lumbre, la que lo coge todo para quemar el cielo subiéndole la tierra. 

Conde recorrió España invitada a hacer lecturas poéticas e impartir lecciones mientras sigue colaborando con múltiples revistas literarias. También viajará, junto a Amanda Junquera, al extranjero para dar recitales de poesía, conferencias participar en congresos, etc. En el año 1956, el matrimonio gestiona la cesión al Ministerio de Educación Nacional del archivo de Rubén Darío, que estaba en poder de su última compañera, Francisca Sánchez. El matrimonio , por tanto, viajará a América donde desarrollarán una amplia actividad. 

En 1967, publicó varias antologías: Once grandes poetisas americohispanas; Poesía femenina española (1939-1950) y un estudio Un pueblo que lucha y canta (iniciación a la Literatura española de los siglos XII al XV). El 28 de julio de 1968, murió Oliver y, tres años más tarde, Conde publicó la edición de sus obras completas. Volvió a vivir con Amanda Junquera, viuda también, en la calle de Wellingtonia. Organizado por Carmen Llorca, directora del Ateneo madrileño, hizo un viaje a China que plasmó en uno de sus últimos libros.

En 1978, fue elegida académica de número de la Real Academia Española, ocupando el sillón "K", y el 28 de enero de 1979 pronunció el discurso de ingreso en la Academia, Poesía ante el tiempo y la inmortalidad. A partir de 1982, comenzaron a manifestársele los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer, aunque no dejó de conceder entrevistas, participar en programas de radio y publicar. En 1987, año en el que falleció Amanda Junquera, Conde recibió el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por Canciones de nana y desvelo. En los últimos años de su vida, entre 1992 y 1996, vivió en una residencia en Majadahonda donde murió.  

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